Sólo pocas personas saben que la teoría de que las aves evolucionaron a partir de los dinosaurios es casi tan antigua como la propia paleontología de dinosaurios. Se cuenta que en el año 1861 fue encontrado un fósil extraño llamado Archaeopteryx. Este se parecía a un ave muy primitiva, con plumas y alas. Pero era muy extraño porque su cabeza y su esqueleto se parecían más a un lagarto que a un pájaro. Tenía hileras de dientes afilados cuando realmente lo que debía tener era un pico, así como tres garras en sus alas y patas traseras que se correspondían con dinosaurios más que con aves. Esto fue tomado por Darwin y su ayudante Huxley para indicar que los pequeños dinosaurios carnívoros evolucionaron para convertirse en aves.
Los paleontólogos modernos con frecuencia evitan el tema, no son capaces de justificar por qué un lagarto poseería plumas para volar, consideran que es un callejón evolutivo sin salida y no los antecesores de las aves. Curiosamente a partir de 1994, ciertos agricultores realizaron una serie de hallazgos en China. Ellos descubrieron un tesoro de fósiles de dinosaurios con plumas y aves primitivas que datan de 120 a 145 millones de años atrás. De esa forma, se convirtieron en los primeros en encontrar no sólo un eslabón perdido, sino docenas, demostrando una visión clara y estableciendo que los terópodos fueron en realidad los antepasados de las aves.
El primero de los dinosaurios emplumados fue nombrado Sinosauropteryx prima y lucía totalmente como un dinosaurio terópodo, con una excepción, estaba cubierto de plumas similares a los pelos. Los paleontólogos determinaron que las plumas evolucionaron para mantener el calor y protegerlos de los elementos externos.
Luego fue encontrado el Sinornithosaurus, que era otro dinosaurio cubierto de plumas, pero tenía un poco más. Tenía plumas rígidas en sus extremidades no muy diferentes a las plumas que conocemos, pero no lo suficientemente bien dispuestas para volar. Estas podrían haber evolucionado para llamar la atención de una pareja o para mantener el equilibrio mientras capturaba las presas.
Del mismo modo que los paleontólogos estaban empezando a preocuparse de su incredulidad, se descubrían más fósiles. Esta vez eran como el Archaeopteryx, con plumas y cuerpos cubiertos, algunos habían perdido la cola de lagarto y desarrollado picos. Se teorizó que estas aves primitivas fueron planeadores que se encontraban en los árboles y capturaban sus presas muy por encima del suelo. Sin embargo, cuando los biólogos comenzaron a estudiar el vuelo de las aves desde varios ángulos observaron algo extraño. Las aves en vuelo no batían sus alas hacia arriba y hacia abajo como la mayoría planteaban en sus hipótesis. En su lugar, ellas forman una extraña figura de ocho movimientos con sus alas, como si estuvieran nadando por el aire. No pasó mucho tiempo antes de que los paleontólogos entendieran que este habría sido el mismo movimiento que haría un terópodo si estuviera agarrando presas con sus largas extremidades y feroces garras. Al parecer el vuelo fue algo así como un feliz accidente.