Una teoría sobre la extinción de los dinosaurios está enfocada hacia la posible generalización de las enfermedades. Plantea que durante el período Cretácico, surgieron más y más puentes de tierra debido al descenso del nivel de los mares. La evaporación de los cuerpos de agua hizo que los dinosaurios caminaran a través de nuevas tierras en busca de comida y compañía. Cada población de dinosaurios tenía sus propios parásitos o enfermedades, ante las que desarrollaban inmunidad, pero al mezclarse con el resto de las especies de dinosaurios, se fueron convirtiendo en mortales. La migración permitió que los dinosaurios llegaran a diferentes zonas del planeta, generalizando diversas enfermedades, que se transfirieron de generación en generación y posteriormente evolucionaron para ser más fuertes y mortales. Probablemente los animales más pequeños se libraron de la epidemia, al no ser capaces de realizar largas migraciones, a diferencia de los animales más grandes.
Por otra parte, las especies marinas se extinguieron al convertirse en presa fácil de los dinosaurios más grandes, tras la desecación de los océanos. Además de esto, un factor esencial para la desaparición de los dinosaurios pudo haber sido la evolución de los insectos a finales del período Cretácico. Durante esa etapa, el mundo estaba experimentando un clima de temperaturas cálidas, perfecto para el crecimiento y desarrollo de la mayoría de los insectos chupadores de sangre que trasmiten malaria, parásitos intestinales, arbovirus y otros patógenos. El aumento de los insectos portadores desencadenó una ola de enfermedades mortales, sin cura posible.